Es uno de los mayores miedos de los miembros de una familia empresaria cuando piensan en vender sus acciones o dejar de trabajar en los negocios de la familia.
¿Que tal si no me invitan a los cumpleaños porque vendí mis acciones?
¿Que tal que mi papá se moleste y mi hermana se vuelva la favorita?
¿Que tal que mi familia sienta mi renuncia como una traición?
En teoría familia y empresa son 2 sistemas diferentes (interdependientes pero diferentes). Sin embargo, en muchos casos esos sistemas se sienten (y se manejan) como 1 solo.
Todos los libros de “family business” hablan de los 3 sistemas: propiedad, empresa y familia. Sin embargo, a veces se nos olvida hablar de lo que compone esos sistemas: las personas. Se nos olvida que las personas también tienen sus propias necesidades, motivaciones, expectativas, etc. Grave error…
Pienso que es necesario hacer “doble click” en los miembros de la familia y recordar que tienen su propia individualidad, sus propios sueños e intereses. Es espectacular ser parte de la construcción de un legado y trabajar por un sueño en común, pero algunas veces esto tiene un altísimo costo emocional cuando los miembros de la familia sienten que están dejando a un lado lo que son y lo que quieren para su futuro.
Somos seres dinámicos, cambiantes y por lo tanto nuestras necesidades, intereses, expectativas pueden cambiar y no estar alineados con la visión de la empresa familiar.
Está bien irse cuando ya no se quiere estar ahí, al final esto va a tener un impacto positivo para la empresa, la familia y por supuesto, las personas.
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